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jueves, 30 de septiembre de 2010

CUANDO LA IGNORANCIA COALICIONA

Uno de los puntos donde la mayoría de los economistas de las vertientes capitalistas y socialistas coinciden es en la importancia de la inversión educativa como estrategia a largo plazo, estrategia que garantizaría al lado de políticas de desarrollo tecnológico y científico la prosperidad de los estados que adopten tales medidas.

México parece deseoso de desafiar tales tratados, en los últimos años ha seguido lineamientos que han debilitado paulatinamente la de por si ineficiente estructura educativa, sobretodo en lo que a educación superior se refiere, dando prioridad al desarrollo de las propuestas privadas, y donde las grandes beneficiadas parecen ser las universidades particulares que al día de hoy son las principales proveedoras de funcionarios del gobierno federal.

El abandono de las universidades públicas ha brindado a los gobiernos estatales la oportunidad de manejar la oferta educativa de estas de la manera más conveniente a los intereses particulares de los grupos que integran dicha administración, siendo casos como el de la Universidad de Guadalajara donde se escamotean los recursos como prenda a intercambiar por la subordinación incondicional. Esta batalla a la distancia pareciera ser un desencuentro de visiones ideológicas cuando en realidad estamos ante dos grupos encumbrados, uno en la elite política conservadora y el otro en la burguesía educativa del interior del país.

Lo que ocurre con la Universidad Juárez en Durango es un caso similar, dirigida por un grupo conservador que se ha encargado de encaminar las actividades docentes hacia un vórtice decadente, donde el pensamiento libre ha sido sustituido por la rígida concepción de la simple administración, convirtiendo a la casa de estudios en una empresa privada, similar a sus múltiples contrapartes privadas. Estas personas parecen no entender que la educación pública no se diferencia de la privada por la ausencia de colegiaturas, sino por privilegiar el libre pensamiento, el pensamiento natural como piedra angular de la enseñanza, así como al liberalismo como parte primordial del pensamiento social. Estas personas parecen haber concebido a la institución solamente como una posición política a defender, dando primordial importancia a la posición que les otorga como si se tratase de un titulo nobiliario y no un honor que demanda una actuación progresista.

Algunos grupos de la UJED, los que controlan el coto político que el estudiantado representa, demandan airadamente que se les reconozca el derecho de influir con su voto en la designación del rector, tomando en cuenta para ello su nivel de ingerencia y sobretodo la afectación que tiene sobre ellos tal elección. No pueden tener mas razón, les corresponde asumir una parte importante de la responsabilidad de dirección de la educación superior, aunque para ello deben también hacer sacrificios como todos. Antes que nada deben darse cuenta de que el enorme escepticismo de su papel proviene de la manera en que controlan a los grupos que los siguen: en primer término prácticamente no desarrollan ninguna conciencia ideológica, sino que usan los principios del amor por su institución para exaltar a sus cercanos, ¿Por qué están ellos ahí en primer lugar? Simple, porque controlan una cantidad inmensa de descuentos en inscripciones y prerrogativas de las que no rinden cuentas a nadie, y a las que deben renunciar para garantizar que no sean usadas para coartar la libertad de organización estudiantil sumida al chantaje de apoyo en forma manada para ser comprados con un vale por una rebaja en su cuota de inscripción. Si somos justos debemos decir que los únicos que merecen tales apoyos son los estudiantes de excelencia, que las sociedades estudiantiles dejen de manejarlos para que sean entregados mediante reglas claras y verificables a quienes realmente los merezcan y los necesiten.

La pelea callejera (no me refiero a los golpes en el Congreso Local sino al pobre discurso de ambas partes) no deja otra cosa demostrada sino que el único interés es el control de lo que la Universidad Juárez puede escurrir a manera de capital político y económico. Son pocos los que parecieran estar interesados en rescatarla, en darle un sentido naturalista y expulsar el conservadurismo a ultranza derecha que hoy se respira en cada cátedra impartida, en cada letra y en cada generación, egresados a quienes pareciera no quedarles mas opción que emigrar en busca de oportunidades o de mendigar una posición en la estéril burocracia del estado.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Sobre 200 años.

La nación a la que pertenecemos pretende erigirse, al menos en su documentación constitutiva, como un estado abierto a las diferentes formas del pensamiento, hospitalario con el extranjero desvalido, y sobretodo abrigador con el hijo necesitado bajo la lógica de que todo hombre y mujer son iguales ante el seno de la nación, y esta se haya siempre ansiosa de cobijarlo en su regazo; autónoma e independiente, libre de onerosos acuerdos secretos con naciones y grupos extranjeros se levantaría como un país con los atributos suficientes para ejercer un liderazgo solidario con el resto de los países de América Latina, y finalmente con todos los pueblos hermanos del mundo.

La realidad contrasta con el concepto elemental de la nación que creemos conocer, en principio de cuentas desde que el europeo puso un pie en las Antillas el pueblo mexicano se ha encontrado de distintas formas sujeto a las disposiciones de gobiernos y entidades extranjeras casi permanentemente coaligadas de manera perversa con traidores nacionales. Desde una lucha independentista que no se concreto realmente hasta el final del gobierno juarista pasando por el reparto agrario al que se le dio marcha atrás cuando no había concluido, para finalmente finalizar en los tiempos del desprecio generalizado contra la raza indígena y el trato mezquino e hipócrita contra el migrante centroamericano.

No ha existido momento alguno (quizá solo durante el gobierno de Lázaro Cárdenas) en que la nación no haya estado dependiente de un grupo extranjero o defendiéndose por las armas de algún otro. Recordemos la realidad posterior a 1821, momento en que oficialmente se alcanzo la independencia política de la nación, siendo que realmente solo se libró el yugo español para hasta el día de hoy ser fustigado por la influencia de los Estados Unidos de América interesado desde el primer momento en el vecino del sur, “el exquisitamente irresponsable” que no sabe lo que tiene en sus manos y probablemente no lo merezca, aunque para ello debió esperar el paso de españoles, franceses y austriacos.

Internamente la nación se haya perfectamente delimitada, los de arriba y los jodidos; los primeros alineados bajo distintas concepciones pero que tienen vínculos profundos en sus intereses, lo que les permite cuando no es su turno el poder ser aliados estratégicos en el saqueo llevado por los otros, siempre impulsados por la jugosa tajada de la soberanía nacional. Los de abajo se delimitan por las razones de su pobreza, el desarraigado campesino, el proletario explotado por el sindicalismo entreguista, el indígena, uno del sur que un día del ´94 fue reivindicado pero hoy ha pasado de moda y el del norte intelectualmente perdido a causa de la limosna paternalista, las mujeres, homosexuales acompañado de todas las corrientes diversas.

En términos de soberanía y de condiciones sociales y económicas la realidad no es tan diferente entre el presente y el pasado en los momentos de la revolución; en el interior de la república se concentran grandes extensiones de tierras en manos de un solo grupo inversor para la creación de agroindustrias que benefician solo a grupos de elite agropecuaria ya sean domésticos o extranjeros, son los grupos ligados al poder político los que se benefician de los programas gubernamentales orientados a beneficiar la producción campesina mientras que los pocos hombres que restan en el campo son reducidos a peones y obreros sin la oportunidad real de sacar a sus familias del atraso; el poder político actual, el que parece estar empecinado en otorgar facilidades ridículas para el inversionista extranjero de la misma forma que lo estaba el gobierno porfirista, tuvo que ser bendecido por la mano extranjera, así como Wilson le dio a Carranza su bendición para dirigir y pacificar por sobre quienes tenían un perfil menos controlable, así Bush con Calderón sobre López Obrador.

La preferencia educativa se ha orientado a la estupidez, no ha encontrado el gobierno federal mejor forma de conmemorar su bicentenario mediático que continuando con la burla que representan los libros de texto oficiales ofensivamente llenos inconsistencias históricas que los niños más avispados juegan en el aula a desenmascarar, la escaza referencia al naturalismo que deja espacio intelectual para ser rellenado con dogmas y fanatismo; desde no hace mucho se ha orientado la formación académica básica a dar una embarrada de matemáticas y español apenas suficientes para operar las maquinas de la industria maquiladora extranjera. No se diga el abandono paulatino de las universidades públicas, cuna de prácticamente todos los pocos avances científicos del país, por supuesto para dar paso abierto a las universidades privadas infestadas de sociedades, algunas de carácter abierto y otras secretas, mismas que durante la última década han nutrido al círculo más elevado de la burocracia del estado y quienes se han encargado de soslayar los últimos resquicios de soberanía, a costa como siempre de la destrucción de los ecosistemas, de las pensiones de jubilación, de la economía popular y finalmente de la dignidad de la nación.

No se trata de convencer a todos de dar la espalda a este festival porfirista que televisa trata de vendernos a toda costa, no se puede negar a un pueblo abrazar su identidad nacional aunque sea a través del reality televisivo conocido como Presidencia de la República, la finalidad debe en todo caso estar en el enriquecimiento de la conciencia para eventualmente entender que la única forma de festejar al país es tomando sus riendas de forma responsable, invirtiendo en la educación científica con un alto sentido humanista, impulsando leyes que garanticen la representación de la pluralidad política y social, donde todos los que pisen esta tierra por ese solo hecho sean garantizados realmente sus derechos, para pensarse en una nación justa debe defenderse al compatriota en territorio extranjero y al extranjero nacional, el internacionalismo entendido como el respeto total a la autonomía de otras naciones pero siempre por debajo de la dignidad humana.

Celebremos los 200 años del inicio de la lucha independista entendiendo que es una batalla que no ha terminado, festejando que hemos tenido grandes victorias pero reconociendo humildemente las derrotas.

jueves, 2 de septiembre de 2010

El posicionamiento tardío.


Las declaraciones vertidas por el máximo líder de la revolución cubana respecto de su cercanía política con el régimen priísta, recientemente representado en esta unión bilateral por Carlos Salinas de Gortari, de quien dijo haber estado absorto de su capacidad para hacer uso de la realidad de acuerdo a su propia conveniencia, fue a partir la publicación en la que se vierten tales dichos que se deslinda totalmente, de él y de la corriente mexicana que desde el génesis de la gesta cubana ha estado con distintas cercanías siempre relacionada cordialmente con el gobierno castrista.

El momento y las razones le obligaron a referirse a las elecciones presidenciales de 1988 y las de 2006 con distintas cavilaciones, del primero dice creer solamente en el corazón que las elecciones fueron amañadas, motivo que no fue tan grande como para evitar que con su presencia en la toma de Salinas, Cuba validara en carácter diplomático dicha contienda. De Andrés Manuel López Obrador solo puede exaltar su valor moral, único en México con la envergadura para hablar de la situación de la nación y del fraude electoral de las elecciones presidenciales del 2006.

De Fidel Castro poco puedo decir que no esté entintado por mi profunda admiración por su ejemplo esencial, por su perfil históricamente inmenso y mi agradecimiento por la influencia de su acción y pensamiento en el mío propio. Pese a lo anterior debo decir que el distanciamiento del priísmo llega tarde, a pesar de ser una corriente emana da de la revolución mexicana, la realidad es que quienes ocuparon desde Plutarco Elías Calles –Con la salvedad obvia del General Lázaro Cárdenas del Río, que apoyó siempre la revolución cubana y al mismo Fidel cuando cayó preso junto con otros combatientes en la ciudad de México- no tienen relación ideológica con el socialismo marxista de la isla mucho menos con su compromiso humano, aunque se entiende su relación recién rota.

Al priísmo le iba bien su relación con Cuba pues concordaba con el mensaje revolucionario del régimen, con esta amistad  garantizaba además un trato cordialidad con otros países cercanos a Castro, con la organización de partidos de izquierda de América Latina y del Caribe e incluso en su momento con la Unión Soviética. A Cuba, México le brindaba cercanía con un socio comercial importante, un amigo neutral con los Estados Unidos y una cercanía estratégica con gobiernos continentales.

El comandante tardó demasiado tiempo en deslindarse, pero más que eso, el retraso respecto de un posicionamiento a favor de Andrés Manuel llegó 4 años después de cuando hubiera sido útil. AMLO no tiene ya posibilidades electorales de ganar la presidencia de la república, Fidel probablemente lo sabe pese a ello intenta que recargarse a la candidatura del tabasqueño ayude a que se la arrebate a otros aspirantes como Ebrard, quien pese a pertenecer a la izquierda su posición moderada no contribuirá demasiado con las aspiraciones políticas del gobierno de la isla, y no logrará quizá unificar a la izquierda en una posición electoral única, que Obrador si pudiera si el PRD lo eligiera como su abanderado.


El tiempo ha pasado para la revolución cubana tal y como la hemos conocido desde su inicio. Fidel en el ocaso de sus días atina solamente a lanzar su pluma contra el imperio, no le queda ya mas nada. Raúl ha terminado por ser el último eslabón del castrismo previo a una reforma profunda a todas luces necesaria para garantizar el futuro del socialismo y del pensamiento cubano. Será la próxima generación de castristas y opositores con posiciones mucho más moderadas las que traerán los acuerdos necesarios y el tiempo para ello comienza a correr con mayor velocidad. Aún cuando esto ocurra de manera pronta, las efigies que nos recuerden al comandante se habrán ya levantado desde Santiago y hasta la Habana.