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domingo, 13 de diciembre de 2009

Sin traicionar a la Nación

Al día que el país parece una salón de juegos donde los maestros de los espantajos hilos se dan vuelo con ignorantes títeres uniformados (no por convicción sino que la ropas desgastadas han perdido individualidad hace tanto tiempo), lanzan los políticos y sus amos los acostumbrados llamados a la acción popular mediante el voto entorno a un objetivo común: la reconstrucción nacional. Podría permitirme decirle a tales maestros que la prosperidad nunca puede provenir de la esclavitud o del abandono, que si las trompetas gregorianas que resuenan en Los Pinos fueran auténticos clamores en pos de una mejor distribución de la riqueza, entonces habrían de antemano encontrado a su antítesis en la propia propuesta presidencial en materia hacendaria, que obviamente tiene carácter provisional en lo que se convoca a una modificación profunda (¿Podrían haber convocado hace 3 años recién llegados al poder?), y por supuesto la izquierda no tiene una propuesta alternativa diferente a una mellada tijera parlamentaria.

La derecha por definición no comprende un desarrollo que no provenga del paulatino fortalecimiento de la clase dominante, para que sea esta quien socialmente escurra su riqueza a los estratos inferiores que en agradecimiento han de proveerle aun mas riqueza. Es esta piedra angular del pensamiento anacrónico que rige los procesos políticos en una nación que parece haber elegido ya abandonar a su suerte a todos los compatriotas en situación de pobreza alimentaria; los dejamos para que tallen cuerpos cadavéricos como las mas terribles imágenes que nos llegan del África subsahariana, suerte nuestra que podemos esconderlos en un recóndito paraje de la sierra a donde rara vez llegan los fotográfos honestos de la prensa libre.

Hoy no podemos localizar un esquema o una idea generalizada sobre los mecanismos que podemos adoptar para que nuestra propia situación se enfrente y se supere en un tiempo determinado, continuamos en una especie de sonambulismo pragmático donde nuestras acciones están guiadas por el oportunismo o la esperanza y en donde perdemos siempre antes de comenzar siquiera a luchar. La solución a nuestros problemas provendrá solamente de la organización popular para fines productivos y de la defensa de nuestros derechos: nunca más podremos esperar que los políticos a quienes les pagamos pero que reconocen como patrones a personas diferentes nos liberen de la opresión económica y cultural, o que planeen al menos la forma de hacerlo.

Cuando estamos a un par de años de que oficialmente el proceso legal de sucesión presidencial comience, debemos plantearnos frente a las múltiples elecciones locales por todo el país una idea presente desde hace décadas en el pensamiento de muchos, votar por el PRI y el PAN es a priori una traición al país.

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