A 62 años de su creación, la paulatina y repetitiva acción de la OTAN sobre el hemisferio parece estar simplemente de más en el mundo moderno. No exista la probada necesidad de un gendarme cuya existencia parece estar solamente relacionada con la protección de los intereses del capital y de las necesidades energéticas del primer mundo.
Debiéramos recordar que la OTAN encuentra sus orígenes en los inicios de la guerra fría y del temor de naciones europeas por el creciente poderío ruso, a las que posteriormente se le unieron otras naciones incluidos los Estados Unidos en el Pacto de Washington, a lo que tajantemente el Kremlin respondió con el Pacto de Varsovia. Había que recordar también que la Francia que hoy impulsa los ataques sobre territorio libio ingreso a la OTAN con el único objeto de recibir la ayuda militar para continuar ejerciendo el yugo colonialista en Argelia.
Las operaciones de bombardeo sobre Libia, país tercermundista del norte de África, forman parte de una historia de acciones militares que incluyen los ataques sobre Kosovo a finales de la década de los noventa, que con el pretexto de detener la limpieza étnica de Milosevic se aprovecho para que los americanos pudieran probar su armamento nuclear de baja intensidad a base de uranio empobrecido.
¿Por qué razón el mundo a de tolerar la tutela de un Consejo de Seguridad que atiende solo intereses económicos? Si la ONU con un mundo unipolar no tenía ninguna fuerza hoy sirve solamente para legitimar las necesidades europeas y americanas ante la indiferencia de China y Rusia listas para emprender sus propias jornadas bélicas. Supongo que nadie espera que haya bombardeos en Yemen, Bahrein o Arabia Saudita donde se tienen problemas aún peores que los de Libia, o será que escucharán a Israel a quien la instalación de democracias en suelo árabe parecen incomodarle en extremo.
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